La apoplejía del poder

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El 5 de junio de 2013 se cumplió un año del plantón universitario en rectoría. Recordemos un poco nuestro pasado para entender nuestro presente. Hace un año, la Universidad de Colima se encontraba en una de sus peores crisis, los malos manejos administrativos de la rectoría del ahora diputado federal Miguel A. Aguayo habían dejado a la Universidad en números rojos con una deuda que ascendía a los 5 millones de pesos; cifra alarmante que si se toma en cuenta, 7 millones fueron necesarios para el proyecto del Muro de la Unidad que nunca se construyó. La Universidad se encontraba en una espiral de decadencia de principios, educativa, cultural, estudiantil y social, pero en un auge de dominio político en el estado de Colima, tanto que le valió a Aguayo para lanzarse a diputado por el distrito I, mientras que lastimosamente continuaba siendo rector de nuestra máxima casa de estudios, a unos meses de llevarse a cabo la sucesión rectoral.

 Por la parte académica y laboral, se había enmarañado un problema de corrupción fraudulenta enorme, al Fondo Social de Apoyo al Pensionado (FOSAP)  le faltaban casi 200 millones de pesos, por lo que se establecía una de las mayores novelas de la U de C. Una Universidad casi en quiebra se enfrentaba a un problema mayor con el Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Colima (SUTUC), quienes representados por su Secretario General, el Dr. Leonardo Gutiérrez entablaban un juego de amenazas insulsas -tipo guerra fría- para conseguir la que al SUTUC le pertenecía por derecho. Con Aguayo ausente el peso del problema se recargaba en los hombros del Dr. Cedillo Nakay quién era “encargado del despacho”, sin embargo, este conflicto requería de un especialista en finanzas, ahí fue cuando el Mtro. Hernández Nava de perfil bajo -quien se encontraba al frente de la Secretaría de Gestión- se posicionó como pieza clave ante la sucesión rectoral.

Mientras, por el lado estudiantil, se cumplían dos años de una lucha entre la Federación de Estudiantes Colimenses (FEC) y los estudiantes inconformes con la misma; un año de la prorroga ilegal de Fernando Mancilla al frente de la FEC y un año del nacimiento del Movimiento Estudiantil Disidente (MED). Por su parte la FEC se encontraba en podredumbre, Mancilla había logrado modificar sus estatutos al grado de ser más difícil lograr los requisitos para presidente de la FEC que para presidente de la república. Un Mancilla Fuentes poco inteligente pero bien aconsejado había logrado enaltecer su imagen política pero había olvidado a los estudiantes sobre los que se apoyaba. Los estudiantes –después de más 40 años- no se sintieron representados por la FEC y con la formación del MED, encontraban en el a la oposición real a la FEC. Por otro lado el MED, había pasado su punto mayor de inflexión e iba a la baja, pero la candidatura de Aguayo enfureció tanto a los disidentes que se empoderaron y se plantaron en la rectoría de la Universidad exigiendo el respeto de la autonomía universitaria, basados en la rebasada Ley Orgánica Universitaria.

20 días fueron los que el MED sostuvo su plantón, llegando a un acuerdo con la Universidad, que beneficiaría a los estudiantes en general –acuerdo parcialmente incumplido al día de hoy-. Seis meses después el MED mismo anticipaba la llegada de Hernández Nava a rectoría, no se necesitaba ser muy listo para conjeturar que él era el único con el perfil adecuado para subsanar y “tapar” los adeudos y crisis económicas de la Universidad. Habían 5 candidatos fuertes, Yañez, Nakay, Torres, Nava y Gutiérrez; el primero encargado de la Secretaría Académica, el segundo encargado de despacho, el tercero de comunicación, el cuarto de las finanzas y el quinto del SUTUC. Al primero y al quito no se les permitió participar, y en una sucesión que jamás será olvidada, el segundo y tercero declinaron a favor de Hernández Nava con la “bendición” de Mancilla y sus  concejales estudiantes previamente alineados.

Al día de hoy, Hernández Nava como Rector se ha comprometido a tener una universidad socialmente responsable, dejando de lado el eslogan inflado de “Universidad de clase mundial” que nunca fuimos. Leonardo Gutiérrez Secretario General del SUTUC recientemente declaraba haber terminado sus conflictos con la Universidad habiendo solucionado el problema del FOSAP o al menos eso nos quieren hacer creer. Aguayo lleva un año como diputado federal, mientras que Mancilla fue premiado como Director de Educación Media Superior. Yañez aparentemente fue exiliado de la Universidad, Nakay fue premiado con 6 meses como Rector interino al tiempo de darle la espalda al día de hoy y mantenerlo aparentemente inactivo. Por su parte Torres es la mano derecha del Rector gracias a ser el vínculo entre la Universidad y la FEC que permitió la llegada del mismo.

Por el lado estudiantil la FEC quedó en las manos de un explosivo e intransigente “estudiante” de 32 años, Héctor Magaña; y el MED se mantiene “tranquilizado” en charlas con la Universidad de Colima para culminar los acuerdos del plantón. La disidencia ha crecido en un año, ya no es sólo el MED, ahora existe la Asamblea FALCOM, la Asamblea Estudiantil Pedagogía, el Colectivo de Ciencias Políticas Abajo y a la Izquierda, la Asamblea Estudiantil Turismo, la Asamblea A&D (Arquitectura y Diseño) y recientemente -en formación- Colectivo FIME; además la Escuela de Filosofía que sigue “libre” de FEC.

Ahora bien, la lucha del poder se ha asentado después de un año, se avistan tiempos difíciles para la Universidad, el haberle otorgado tanto poder y control a la FEC será la causa de la debacle del grupo en el poder. Después de todo, qué le hace estar tan seguro al Rector Hernández Nava de una posible reelección, si es la FEC que con el control de la mayoría de los concejales universitarios dirige las riendas de la institución –malo, ya que son entes externos que atentan contra la autonomía universitaria- hasta ahora recibiendo ordenes, pero cuando Mancilla cumpla 5 años como trabajador universitario se convertirá en rectorable. No se nos haga raro si en 4 años Torres Ortiz pasa a ser rector y 4 años después de eso Mancilla es rector derrocando al Grupo Universidad e imponiendo a su grupo, como lo hizo con la FEC al apoderarse de ella.

Me pregunto qué pasará por la cabeza de todos aquellos personajes universitarios que quieren  llegar a rectoría, y que como pintan las cosas, no van a poder. ¿Se empoderarán? A la FEC se le sigue entregando mayor control y los que permitieron la sucesión pasada se les pagó con menos monedas que con las que se le pagó a la FEC. Tal parece que ahora a todos les viene bien la disidencia estudiantil, menos a la FEC, ya que parece ser que la disidencia en una hipotética unión sería la única capaz de parar a la FEC y regresarle autonomía a la Universidad, así como regresar democracia al Consejo Universitario y la libertad a los estudiantes. Con el MED en guardia baja, el SUTUC se para frente a la FEC como su único obstáculo; no nos sorprenda que surja “mágicamente” un grupo de choque disidente en el SUTUC para dañarlo. Nunca dejemos de sorprendernos, al fin que en la Universidad de Colima ya se deja ver que los que se creían piezas altas del ajedrez no dejan de ser simples peones y los que usaban como peones están por lograr escalar a la conquista del “reino”.