El resurgimiento de la disidencia estudiantil en Colima

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Luego de varios años de pasividad estudiantil, una serie de hechos han desencadenado un descontento entre la comunidad estudiantil (sobre todo la universitaria) contra las imposiciones y prácticas antidemocráticas en las instituciones educativas del estado. El enfado de los estudiantes ha llegado a mantener un movimiento universitario que lucha contra las irregularidades y decisiones poco benéficas para el estudiantado, llamado Movimiento Estudiantil Disidente (MED).

La actual inconformidad no se aísla a un hecho en concreto, en realidad, son una serie de acciones que cobran importancia por la forma (antidemocrática) en que se han realizado. El llamado Muro de la Unidad, el cercado del campus central de la Universidad de Colima, la extensión por 18 meses de la dirigencia de la Federación de Estudiantes Colimenses (FEC), la disminución de becas en la Universidad, la “privatización” de la misma, así como las recientes “elecciones” del nuevo rector y del rector interino, son los estímulos para la existencia de la presente disidencia estudiantil en Colima.

En el año 2010 la Universidad de Colima regida por Miguel Ángel Aguayo López anunció la construcción del “Muro de la Unidad” en el campus norte. El proyecto, en el que se plasmarían en barro las manos de miles de universitarios y egresados destacados, sería el testimonio en ladrillo y cemento de los primeros setenta años de vida del alma máter.

El 16 de septiembre 2012, se cumplieron los 72 años de la universidad pero también 2 años sin un Muro de la Unidad. El proyecto sigue ahí, inconcluso, dejando $7 millones de pesos desperdiciados. En aquel momento, el estudiante de la licenciatura en Ciencias Ambientales y Gestión de Riesgos, Agustín Trujillo, cuestionó duramente este proyecto. Más allá del gasto innecesario de la autonombrada “Universidad siempre verde”, esta casa de estudios había “exiliado” a los felinos jaguarondis que habitaban ahí antes del paso de la maquinaria. Hoy, se desconoce su paradero. Aguayo llamó “manzanas podridas” a los estudiantes inconformes con esta medida, según escribió Trujillo en redes sociales. La FEC caminó de lado del rector, no de los estudiantes. Hasta hace un año aún Fernando Mancilla, dirigente de la FEC, calificaba como “vigente” el proyecto inconcluso.

En febrero 2011, la decisión unilateral del rector Miguel Aguayo para cercar todo el perímetro del campus central liberó otra inconformidad estudiantil. Esta acción, tomada por la seguridad de los universitarios (según argumentó el rector), causó descontento en varios estudiantes, sobre todo en la Facultad de Letras y Comunicación. Pronto se bautizó a este suceso como la “Prisión Universitaria”.

Además de estar “enjaulados”, sería obligatorio portar a la vista (como gafete) la credencial de estudiante para poder ingresar y permanecer en el campus. Pronto, las autoridades, a través de la FEC, anunciaron que sería opcional cargar a la vista la identificación. Fue durante este suceso que se realizó quizá la primera reunión de disidencia, conformada principalmente por estudiantes de Comunicación. Sin embargo, esta reunión no tuvo seguimiento y los estudiantes se disgregaron.

En mayo de ese mismo año, estalló la disidencia contra la Federación de Estudiantes Colimenses al realizarse un Congreso Extraordinario para ampliar por 18 meses la permanencia del Comité Ejecutivo Estatal, dirigido por Luis Fernando Mancilla Fuentes.

El evento realizado en el Paraninfo Universitario “Profr. Rubén Vizcarra Campos” el día 25, llevó a la protesta a cerca de cien estudiantes pidiendo democracia y la salida de Fernando Mancilla de la FEC el 6 de junio, como se había comprometido en 2008. Se denunció el acarreo de jóvenes para golpear a los manifestantes, el acarreo de estudiantes que no contaban con el derecho a votar e incluso de jóvenes que no estudiaban. También se negó el acceso a delegados de algunas escuelas del estado. El hecho terminó con al menos dos jóvenes ensangrentados: el primero, miembro de la FEC quien recibió una pedrada detrás de la cabeza por parte de un compañero suyo; el segundo, un estudiante disidente que fue jalado y golpeado por varios simpatizantes de la federación dejándole la ceja abierta. La euforia de más de 300 estudiantes –entre disidentes y simpatizantes- intentaba ser controlada por tres o cuatro miembros de seguridad universitaria; el jefe de éstos fue empujado por un miembro de la FEC hasta caer al piso.

Finalmente, se anunció la aprobación del periodo extra de 18 meses de la dirigencia estudiantil y, los disidentes acordaron una segunda marcha que se realizó el 6 de junio al medio día pasando por el edificio de la federación y, concluyendo en Rectoría de la Universidad de Colima. La segunda marcha organizada por el recién creado movimiento Estudiantes por Estudiantes (ExE) logró reunir cerca de 400 estudiantes inconformes, siendo la cifra más alta conseguida hasta el momento en una protesta.

Un par de semanas después surge el Movimiento Estudiantil Disidente creado por exmiembros de ExE y estudiantes que no pertenecían a la anterior organización. MED colocó varios temas a discusión con el rector de la Universidad de Colima a través de la Federación de Estudiantes Colimenses. Sin embargo, derivado de la falta de cumplimiento de la federación, MED anunció su distanciamiento del organismo estudiantil.

Los temas propuestos por el movimiento incluían la revisión del sueldo de los altos funcionarios de la Universidad, la revisión de los aranceles para los estudiantes, la eliminación del Sorteo Loro, así como la democratización y transparencia en el proceso de elección de Sociedades de Alumnos en todas las escuelas de la facultad. Ninguno de los puntos tuvo mayor operación que una junta realizada por las tres partes (rector, FEC y MED) en agosto 2011.

De manera paralela, la Facultad de Letras y Comunicación (Falcom) creó y avaló un nuevo sistema de organización interna llamado “Asamblea”, desplazando la representatividad que se brindaba a través de las sociedades de alumnos de la FEC. Sin contar con el apoyo necesario, se estableció una nueva sociedad de alumnos “votada” a las 8 de la noche con votos únicamente de los propios integrantes de la planilla. La federación impuso su agrupación “representativa”, sin embargo, fue la Asamblea Falcom la que contó con la legitimidad de los estudiantes del plantel.

La Asamblea Falcom se convirtió en pionera de organismos independientes de la FEC en los planteles educativos. Un esquema similar se ha estado adoptando en diversas escuelas, como en la de Pedagogía. Sin embargo, las llamadas asambleas no son una opción alterna a las sociedades de alumnos. En las asambleas no existen liderazgos y se trabaja por el bien común. Cualquier estudiante puede participar, proponer, y realizar actividades para el beneficio de los propios compañeros y/o plantel sin la intromisión de organismos ajenos.

En junio 2012, con el plantón en Rectoría, MED mostró firmeza y obtuvo reconocimiento como un grupo estudiantil en demanda de cambios y acciones democráticas dentro de la Universidad de Colima. Durante veinte días plantados en el edificio universitario, el movimiento exigió la renuncia del rector Miguel Aguayo quien competía bajo las siglas del PRI a una diputación federal (puesto que finalmente ganó), así como una reforma a la Ley Orgánica de la UdeC para evitar futuros casos similares, y la revisión del Fideicomiso de Apoyo para Servicios Estudiantiles. En enero del mismo año, el rector había cambiado el esquema para solicitar este tipo de apoyo convirtiéndose la FEC en protagonista en el proceso de gestión, ignorando la autonomía universitaria.

Siete días antes de las elecciones federales y estatales, MED levantó el plantón logrando un acuerdo con los funcionarios de la Universidad. Se acordó que además de revisión del fideicomiso, se dialogarían otras demandas del movimiento como la revisión del sistema de becas, la creación de comedores a bajo costo, la reforma o la creación de una nueva Ley Orgánica, análisis de los aranceles para estudiantes, la eliminación de las becas-préstamo que endeudarían al estudiante, la eliminación del Sorteo Loro, entre otros temas.

En agosto 2012, se marcó una pausa en los diálogos entre MED y funcionarios universitarios, al iniciarse el periodo de sucesión rectoral. El día 23, se presentaron a los tres candidatos para dirigir la Universidad de Colima del 1 de febrero 2013 al 31 de enero 2017, dos de ellos (Arturo Nakay y Christian Torres) declinaron cinco minutos después de conocerse su candidatura en sesión extraordinaria de Consejo Universitario, a favor de Eduardo Hernández Nava. Esto desató el furor de miembros de MED que presenciaron la sesión, subiendo al podio con mantas y silbatos provocando la desesperación de Miguel Aguayo y Fernando Mancilla. Esa misma mañana los disidentes habían declarado en rueda de prensa: “Ya todo está dicho, Nakay y Torres declinarán a favor de Hernández Nava”. El evento sería una simulación. Así ocurrió.

La FEC pronto llamó a sus simpatizantes para contrarrestar el efecto de los disidentes, la sesión no logró calmarse y tuvo que aprobarse entre silbidos, gritos y empujones, la “candidatura de unidad” de Eduardo Hernández Nava, Secretario de Finanzas de la UdeC.

Actualmente el Movimiento Estudiantil Disidente es tomado en cuenta como un grupo con poder para dialogar con las autoridades universitarias por el beneficio de los estudiantes. A pesar de que algunos medios de comunicación del estado han tenido sesgo informativo con el movimiento, esto no ha sido impedimento para que los disidentes luchen por sus ideales.

El surgimiento de organismos independientes a la FEC, son sin duda un elemento bastante importante que le duele a la federación. Los estudiantes han decidido evitar entrar al juego sucio, en donde se imponen Presidentes y Secretarios para favorecer las decisiones de sus dirigentes y otros grupos de poder.

Queda claro la importancia que ha cobrado la inconformidad de los jóvenes para crear nuevos esquemas de organización más limpios sin intereses alternos ocultos. Esto marca un cimiento para futuras generaciones que deben luchar por mantenerse en lucha congruente con sus ideales.