A propósito del Día del Padre…

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El festejo al padre, en México, es el festejo al “proveedor”, un rol asignado socialmente a los hombres. El discurso patriarcal considera, además, que el padre por ser proveedor, es la autoridad máxima en la familia, el jefe, y estos atributos se <quieren> entender socialmente como naturales y biológicos “si en la familia hay un hombre, éste es el jefe de hogar” ¿por qué si quiera hablamos de un “jefe” en el hogar? ¿a quiénes emplea? 

El rol de jefe/autoridad/proveedor, aleja más a los hombres de ejercer una paternidad responsable, pues se entiende que dar dinero, es la única función que tienen como padres. 

El Día del Padre es un festejo a los “proveedores” y no a la paternidad, porque en México, según el Censo de Población y Vivienda 2010, el padre está ausente en cuatro de cada 10 hogares y, en total, en 11.4 millones de hogares falta el padre. A su vez, una encuesta de Trabajando.com indica que 53% de los mexicanos considera que su padre estuvo ausente en su niñez por motivos laborales, es decir, aún los hombres que duermen en casa de sus hijos e hijas, son proveedores, y no padres, pues están ausentes. 

Aprovecho que el festejo es reciente para escribir sobre la importancia de ejercer una paternidad responsable, pues el ser sólo proveedores hace que la carga se acumule en los hombros de las madres, que quieran o no, lo deseen o no, se quedan a cuidar de hijos e hijas, de tiempo completo, sus jornadas se acumulan, la brecha de género se hace más grande, la desigualdad y la pobreza de las mujeres se multiplica, y los hombres festejan “ser padres” el tercer domingo de junio. 

Una paternidad responsable se ejerce desde que el hombre se involucra en la planeación familiar, en la selección de métodos anticonceptivos (ya sean para él o su pareja sexual/afectiva); en el proceso de embarazo con la madre, asistiendo a las citas con el/la ginecóloga, estar al pendiente de los medicamentos, reacciones y necesidades durante el embarazo. 

Dejar de relegar los cuidados de los y las hijas, a la madre, a las abuelas, a las tías, a las madrinas, a las nuevas parejas del padre, esto parte crucial en el desarrollo de una paternidad responsable. Es dejar de esperar que <otrAS solucionen> y <hagan> para comenzar a asumir sus responsabilidades y compartir los cuidados. 

La lista es larga, pero dentro de las acciones que se deben hacer es compartir el trabajo doméstico, llevar a tu hijo/a al médico, no solo pagar por la consulta, ir, encargarte de cuidarle; asistir a las reuniones escolares, revisarle las tareas, citatorios de la escuela… preparar a tus hijos e hijas cada día para ir a clases (peinarles, hacerles el desayuno, preparar sus uniformes, llevarlos, recogerles); acercarte a ellos y ellas para saber cómo están, qué les preocupa, cómo les fue en su día, escucharles, todos podemos desarrollar esa habilidad, platicar y expresar y dejar expresar a otros no es cosa de mujeres; encargarte de su higiene; habla con ellos y ellas de sexualidad, infórmate en cómo no reproducir estereotipos y roles de género en el proceso de crianza que afecten a tus hijos e hijas. 

Según Aguayo y Kimelman (2014), un padre activo y cuidador es relacionarte con tus hijos/as desde el cariño, afecto, cercanía; cuidar, criar y educar con respeto. Llevar a cabo un cuidado diario, estar involucrado en todos los momentos del desarrollo de tu hijo/a. 

Promundo realizó un estudio sobre la paternidad en América Latina y el Caribe en 2017, en la cual encontró que los beneficios para los hijos varones, de tener un padre responsable que participe activamente en el trabajo doméstico y los cuidados, es tener un modelo de padre menos machista. Los niños se convierten en hombres equitativos respecto del género, además de sostener ideas más equitativas sobre el género y ser menos proclives a adherir normas rígidas sobre el género.

Los hombres que han visto a sus papás participar en el trabajo doméstico, según los Datos de la encuesta IMAGES para Brasil, Chile y México, se involucran con más frecuencia en el trabajo del hogar. Transmitir intergeneracionalmente “los cuidados” puede abonar transformando las relaciones de género y a disminuir la desigualdad, además, de ampliar las actividades y roles que pueden hacer niños y niñas. 

Para las niñas, el beneficio es ser socializadas en un modelo más igualitario y corresponsable en las relaciones de género, sin asimilar cargas extras de tareas sólo por ser niñas; además de que tienen más probabilidad de aspirar a trabajos menos tradicionales y potencialmente mejor pagados. 

En general niños y niñas se benefician, teniendo un mejor desarrollo emocional y social, incluido el desarrollo de la empatía, además de tasas más bajas de depresión, temor y falta de autoconfianza cuando llegan a ser jóvenes adultos. Mejor desarrollo cognitivo y del lenguaje, así como mejor rendimiento en la escuela. Protección ante conductas y situaciones de riesgo, y resultados positivos para los niños y niñas en la adolescencia y la edad adulta. 

Los proveedores omiten sus potencialidades como educadores, cuidadores y agentes necesarios para la cohesión familiar. Las paternidades responsables no. 

Feliz día a los hombres que ejercen una paternidad responsable. Es día del padre, no del proveedor.