Cuando el barco se hunde: Primera página

0
2773

¿Usted ha visto la publicación en Facebook de la cuenta Monserrat Luz Canales? ¿La mujer que hizo público la injustica que vivió el día domingo 25 de septiembre por la noche mientras salía de su trabajo? ¿La misma que fue asaltada en la Marina de San Fernando? ¿Ya sabe de quién le hablo?

Situación polémica, así es… pero también una situación que como sociedad debería incomodarnos.

En primera porque, de ser comprobable que sí se violaron sus derechos humanos tal y cual como ella lo describió, sería un crimen espantoso y un expediente indeleble para la Procuraduría General de Justicia del Estado.

En segunda, otra vez está implicada una Institución cuya función es salvaguardar y proteger la vida de los ciudadanos y hace todo lo contrario. Lo tortura, perjudica, desaparece…

En tercera… no es tan relevante como las anteriores pero no puedo dejar afuera, ¿leí bien? ¿Después de todo lo que paso perdió su trabajo? ¿Es en serio?

Lo único que puedo extraer como buena noticia es que las denuncias en redes sociales son atendidas con más rapidez que en cualquier lado. Apenas la ex guardia de seguridad explicó los hechos su publicación círculo en diferentes medios y fue compartida por más de cinco mil personas.

La situación ya llegó a manos de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Colima, organización encargada en atender estos tipos de denuncia. A pesar de que no se ha conocido una respuesta al caso o una explicación del seguimiento; creo que lo que ocurrió esa noche nos puede pasar a cualquiera y también podemos estar en el momento incorrecto.

Lo mejor que se puede hacer en estos momentos es unirnos frente a este tipo de situaciones, no esperar a que le tenga que pasar a un familiar, conocido o a nosotros mismos para de verdad sumarnos a la causa, compartir no es sinónimo a ayudar pero puede ser el primer paso; es bueno salir a la calle y preguntarnos ¿Qué realmente está pasando? Abrir los ojos de vez en cuando.

No quiero llegar al punto final sin haberle agradecido a quién hizo posible esto y me prestó un par de hojas blancas. Exactamente, Oscar eres tú. Muchas gracias por confiar en mí y dejarme ser parte de tu equipo de columnistas.

Hasta la próxima.