Reflexiones navideñas: gracias

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Hoy no hubo árbol ni esferas.

No hubo girnaldas en las puerta principal ni coronas con moños rojos, ni muñecos de nieve de fieltro que colgaran por toda la casa. Las tazas y platos navideños no salieron del cajón donde se guardan. Tampoco hubo nacimiento ni luces de colores que prenden y apagan y cantan canciones navideñas.

Cada que pensaba en desempolvar todo eso me daba mucha entre flojera y rabia. Cuando quise sacar la corona de adviento del armario, pensé en la violencia contra las mujeres. Al querer bajar el árbol, se me vino a la mente lo que pasó en Ayotzinapa y lo que pasa ahora con sus padres, en ese peregrinar que busca justicia. Las girnaldas si las saqué, pero estaban tan empolvadas que pensé en comprar otras y luego me acordé de los dos cincuenta de aumento al salario mínimo y pensé que mejor los guardo para tacos.

Los muñecos de nieve de fieltro, los venados y santas me parecieron old fashion y cuando quise buscar nuevos, me dí cuenta que estaban por los cielos de tan caros, entonces pensé que de todas maneras, no son reales y por más que cuelgue los monos pensando en una blanca navidad, aquí, con el calorón que hace, lo más que puede suceder es que todo se llene de ceniza y tizne, porque entre el volcán y la caña que se quema para concentrar el azúcar en la fruta, no hay nada que dure limpio.

El nacimiento no estaba completo, así que la sagrada familia no tiene invitados, solo están el papá, la mamá y el hijo, con un par de borregos que salieron vivos del armario. Y las luces, me cansé de cambiarles los foquitos de lugar haber si encendían.

Aún sin adornos, hay razones para dar gracias. Doy gracias porque, aún con tanta violencia contra las mujeres, todavía sigo viva, aunque no es la suerte de muchas mujeres en Colima. Doy gracias porque todavía me duelen los hijos de otros, como los de Ayotzinapa. Agradezco que se anularon las elecciones. Lo que no agradezco es que se gaste tanto en querer demostrar quién es el mejor.

Otra cosa que agradezco es que el congreso recibió la petición de juicio político al rector. Esperaré que lo llamen a comparecer y haber que dice. Doy gracias por las playas y los mares de Colima, a pesar que ahora estén más deterioradas y sin manglares, como La Boquita. Doy gracias porque detuvieron su destrucción.

Doy gracias porque a pesar del volcán y del calor, me doy cuenta que estoy viva y que todavía siento. Doy gracias porque sí y porque el viento y porque todavía hay atardeceres que son gratis y mañanas frescas para caminar con mi perro, porque el mar y porque los ríos y porque hay gente que te da lo que tiene aunque le haga falta.

Gracias por las tardes con las amigas y la lucha, gracias por los compañeros universitarios disidentes, que me enseñan todos los días la importancia de la resistencia cuando tienes algo bueno porque luchar.

Gracias por la vida y sus matices, gracias por estar, por compartir y sobrevivir juntos en esta aventura que es vivir en México. Gracias por las noches que tranquilizan y aunque la ciudad tenga miedo y no apague las luces, sé que arriba están las estrellas.