Pensando en términos de capacidades estatales y de opinión pública, puedo decir que el Partido Acción Nacional en Colima enfrentó de la peor manera un combate político del que salió perdiendo. Para su suerte, el PRI acaba de cometer también un yerro al nombrar a Arnoldo Ochoa como Secretario General de Gobierno.
Pero podríamos justificarlos: es el PRI, tienen un patrón de actuación que no sorprende, en otras palabras: ya los conocemos. En cambio, el PAN pretende presentarse ante los ciudadanos como una alternativa de gobierno y de forma de hacer política ¿entonces por qué echan mano de las mismas herramientas con las que el PRI impone su control?
El proceso de institución de un periodo de gobierno interino, abrió una coyuntura que nos dice cómo en Colima hay poca capacidad para que el Estado opere en condiciones de pluralidad y mayorías opuestas a quienes por tradición operan los aparatos de poder político.
Si interpretar la ley a modo, forzar procesos legislativos con mayorías aplandadoras, y disponer de las instituciones como si fueran hacienda propia ha sido la forma en que el PRI llevó las riendas del Estado ¿Por qué hacerlo diferente? De hecho, posiblemente no exista otra manera de hacerlo.
Por eso el gobierno interino se convirtió en objeto del deseo de ambos partidos: la maquinaria ejecutiva como pivote de la operación electoral.
En términos de innovación institucional y nuevas salidas a las crisis, el mejor resultado del combate hubiera sido un gabinete consensuado por ambas partes, lo que hubiera dispuesto mejores escenarios para resolver los urgentes problemas que hay en casi todas las áreas del ejecutivo y darle certeza al proceso electoral extraordinario. Pero se impuso el cálculo de corto plazo y la cuerda se tensó hasta que uno de los competidores quedó en la lona.
El PAN apostó por quedarse con todo y parece que se quedó con nada, y ni si quiera pueden recurrir a la estrategia de la victimización, pues si alguna vez mostraron disposición para negociar, esto quedó nublado por sus tácticas de agandalle.
A esto hay que sumar las campañas que activaron medios de comunicación electrónicos y páginas de Facebook, que a través de notas, artículos y videos altamente tendenciosos, se dedicaron a satanizar a Acción Nacional como los ogros antidemocráticos, violadores de leyes y bárbaros políticos.
La lección es no combatir combatir a un experto con sus propias armas.
Lo curioso es que como resultado de todo esto esperaríamos un PRI fortalecido, pero nada más lejos de la realidad. Los nombramientos de Rogelio Rueda como dirigente del comité estatal y de Arnoldo Ochoa como Secretario General de Gobierno interino, refuerzan la tendencia del debilitamiento de alianzas y lealtades construidas en las redes locales de este partido. Peor aún, confirma en la opinión pública la idea de que con nacho regresa el viejo PRI.
Ni para dónde hacerse.