Periodo Presidencial 1934-1940; General Lázaro Cárdenas del Río
La educación aplicada durante el periodo presidencial del General Lázaro Cárdenas del Río, tuvo su origen en las reformas del Artículo Tercero Constitucional, las cuales suscribían que “la educación impartida por el estado sería socialista”, esto entendido como la formación de alumnos con pensamiento racionalista y objetivo del universo al igual que de la vida social, mutilando así toda doctrina religiosa; por lo tanto, haciendo frente a los fanatismos y prejuicios que ésta conlleva por su simple naturaleza[1].
El apoyo más profundo a la educación socialista se centralizó en los maestros, y más aún en los del sector rural, ya que éstos no sólo veían el educar como un simple trabajo, sino que llevaban un pensamiento cuyo objetivo principal era el de inculcar valores tales como la honradez, el trabajo, compasión y ayuda en la formación de los círculos agrarios. Pues al venir de las Normales Rurales era obvia su condición de origen humilde.
Sin embargo, al tratar en este periodo de que la escuela fuese incubadora de los ideales revolucionarios, ocurrió, como sucedió en estos días uno de los sucesos sangrientos de gran preponderancia del México contemporáneo: más de doscientos maestros rurales fueron asesinados, quienes a manera de castigo se les mutilaban las orejas; esto ocurriendo en estados como Guanajuato, Jalisco, Colima y Veracruz.
La reforma realizada en el sexenio del General Lázaro Cárdenas tuvo su fin; dado que no se contaba con la estructura suficiente en los planteles escolares, los maestros se diferenciaron en dos vertientes: los que estaban a favor de la educación revolucionaria y los que estaban en contra de ésta, ya que ellos se inclinaban hacia una educación tradicionalista. Además se enfrentó a una crítica severa por parte de la iglesia católica, ya que las escuelas eran acusadas de ser protestantes y por lo tanto tenía la idea de crear una sociedad masónica. Se acercaba la elección presidencial y ante ésta se perfilaba como candidato Manuel Ávila Camacho; ante las medidas expropiadoras tomadas por Cárdenas, las luchas entre clases, la amenaza de la inminente Segunda Guerra Mundial, contribuyó para que la reforma educativa iniciada por Cárdenas en diciembre de 1934 fuera perdiendo fuerza hasta que llegó el gobierno de Manuel Ávila Camacho.
Así Manuel Ávila Camacho con ayuda de Jaime Torres Bodet, secretario de Educación Pública durante el periodo 1940-1946, acabaron por modificar el Artículo Tercero Constitucional, quitando a la educación básica su carácter de socialista, sustituyéndolo por nacionalista e integral. La manera tan desalentadora que tienen algunos profesores de impartir cátedra es uno de los problemas profundos por los cuales atraviesa el Sistema Educativo Mexicano; es preciso advertir que la educación no sólo debe responder a meros principios teóricos, ya que estos limitan de manera significativa el desarrollo del individuo, ésta de igual forma debe de contribuir a crear un ser humano con un sentimiento de labor social fundamentado en la sensibilidad.
Por lo que a manera de ejercicio personal es fundamental erradicar la Ignorancia supina, la cual es definida por aquella que procede de la negligencia en aprender o inquirir lo que puede y debe saberse. Lo anterior nos enmarca claramente la forma en como han manejado al país, las prácticas tan groseras que usan para llevarnos a un estadio de represión y como consecuencia, la falta de conocimiento que embarga a la sociedad con el afán de hundir a los mexicanos en el pozo de la desinformación, el oscurantismo y la barbarie “pa’ estar iguales”.
Y al final de todo esto, ante cualquier reclamo sobre su proceder obtuso y estulto, nos sueltan la frase ¿Y yo qué iba a saber?, o al más puro estilo foxista: ¿Y yo por qué?
A algo le teme el Estado, cuando los de abajo se comienzan a movilizar. ¿No lo crees así?
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*Lic. En Administración Pública y Ciencia Política.
[1] Montes de Oca Navas, Elvia. Protagonistas de la educación socialista en el Estado de México 1934-1940. Colección Documentos de Investigación. El Colegio Mexiquense. 1999. 30 pp.