¿De dónde salió el dinero? ¿A dónde se irá la indignación?

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Más allá de la indignación moral por el gasto de los diputados yo me pregunto por una cuestión legal básica: ¿De dónde salió el dinero? Y es que se supone que anualmente todo el gasto está presupuestado por partidas, y si hubo un aumento en el rubro de previsión social, este recurso debió ser tomado de otra parte, o mágicamente aparecieron miles de pesos al mes. Esto es gravísimo.

La ley de transparencia cambió sustancialmente el margen de toma de decisiones que tienen los funcionarios. Teníamos años sin saber exactamente cuánto ganaba un diputado, y ahora que nos dimos cuenta, estalló la indignación. Peor aún, se generó una confusión en medio de una decisión de esas que cualquier legislatura pudo haber tomado sin consecuencia alguna.

Por otra parte parece que a hay personas a las que les conviene el escándalo moral contra los diputados. La cargada en redes sociales es sostenida como pocos casos en Colima, y no es que dude de la capacidad de cuestionamiento de los ciudadanos, sino que me parece raro el excesivo énfasis que han dedicado ciertos medios de comunicación al tema, muchos de ellos que apenas mueven una nota sino es bajo la guía del famoso chayote.

¿A dónde se va a ir la indignación? Hay una protesta programada para efectuarse en tres semanas. No sé si tanta programación sirva para que miles de ciudadanos planifiquen su asistencia o termine por encontrarse con una baja en las emociones. En tres semanas puede pasar cualquier cosa, por ejemplo, que alguien salga con una propuesta que calme los ánimos y ofrezca réditos políticos, como de hecho ya lo hizo Nico de la mano de la fracción independiente.

¿El problema serán los altos salarios, el mal desempeño del congreso, la falta de transparencia o la situación económica? Son muchísimos los factores que ahora se conjugan y explotan contra un grupo de políticos, que a pesar de ser muchos de ellos jóvenes, siguen tomando decisiones como si estuvieran en los años ochenta. Pero habrá que entenderlos, el sistema político colimense y su clase política poco han evolucionado, y para muestra el retorno de un prototipo casi ideal del charro al sindicato de trabajadores del estado: Martín Flores.

Hace casi un año un político me dijo que las cosas no cambian por culpa de la gente, porque la gente no se organiza, porque la gente no denuncia, porque la gente no propone. Yo creo que esto piensa quien de plano no conoce la diversidad de comportamientos y organización que existe en la sociedad, pues iniciativas y denuncias sobran, pero casi siempre se pierden en el caos de malestares y decepciones que los medios de comunicación y las redes sociales azuzan pues la construcción política no vende ni satisface morbos.

Ahora yo mismo me encuentro tentado por la posición de éste político ¿Qué iniciativas y posibilidades habrá ocultas en el ruido de la indignación por el gasto del congreso? ¿Alcanzará este malestar a regidores, funcionarios de gobierno y a los privilegiados de la Universidad de Colima? ¿Qué pasará con el afamado gasto en previsión social, pivote del clientelismo?