Rápidamente llegamos a mayo y el próximo 17 de este mes se conmemorará el día internacional contra la homofobia y la tranfobia, motivo por el cual la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno del Estado ha anunciado que se denominó a mayo como el “Mes contra la homofobia y la transfobia”; pero no es ninguna sorpresa que su actual titular Indira Vizcaíno favorezca a este sector, lo hizo desde que fue presidenta municipal de Cuauhtémoc y lo seguirá haciendo porque está claro que es una causa que considera personalmente justa.
Hay que decir que la finalidad de dedicarle un mes a esta lucha, va mas allá de realizar charlas, conferencias, pegas de calcas y una marcha, me complace saber que además esté buscando promover en el congreso que se legisle desaparecer la figura especial de “enlace conyugal”, ya que incluso la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) la declaró inconstitucional y discriminatoria desde el año pasado, pero en nuestro estado aun no se ha hecho nada al respecto para corregir una ley que de inicio no debió ser ni formulada si iba a vulnerar un derecho tan básico como lo es la igualdad.
Por supuesto no se trata simplemente de dar seguimiento a un ordenamiento de la SCJN por cumplir ciegamente con el estado de derecho, se trata obedecer a las necesidades de la sociedad a la que representas, en este caso la necesidad de ser considerados y tratados iguales dentro de la comunidad a la que pertenecemos, porque además es un derecho humano que debe ser respetado como inalienable desde que nacemos hasta que morimos.
Sin embargo, como bien nos enteramos, hace menos de 15 días, hubo una marcha de miles de católicos que se postularon en contra del aborto y del matrimonio igualitario con el objetivo de evitar que el Congreso del Estado apruebe la legalización de este último, su fundamento fue que estaban haciendo presión para que no votaran a favor de solo “unos cuantos” que según sus propias palabras son los que promueven el matrimonio igualitario, cabe destacar que semanas antes el Congreso del estado (en su mayoría perteneciente a un partido conservador) realizaron foros de consulta donde se incluían iniciativas como la instauración del matrimonio igualitario.
Ante este contexto, aun si es aprobado legalmente el matrimonio igualitario (hago mención de la palabra “igualitario” solo con fines de entendimiento, el matrimonio debe llamarse así a secas), dentro de la sociedad seguiremos hablando de discriminación y desigualdad, pues una ley como esta debe de ir de la mano de una prolongada campaña de concientización que permita mejorar la percepción de un estado que según el último censo del INEGI es 88% católico ante un sector que no es “digno del amor y gracia” de dicha religion y aunque ser católico garantiza estar en contra de nada y que vivimos bajo un estado laico, la realidad es que la igualdad no se consigue plenamente solo con reconocimientos legales.