Zacualpan ¿Qué harán los nuevos gobiernos?

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Se desató un nuevo episodio de violencia en Zacualpan, y se supone que existen condiciones diferentes para intentar dar solución a un problema que los gobiernos municipal y estatal anteriores dejaron crecer por negligencia o perversidad.

Concuerdo con quienes señalan que el conflicto en Zacualpan es más de tipo político que ambiental, aunque es difícil separar ambas cosas, pues la disputa por el control de los bienes comunes es una cuestión eminentemente política, sin embargo el problema va más allá de la minería a cielo abierto y el cuidado del agua.

La cuestión es relativamente simple: una comunidad regida bajo el sistema de bienes comunales se encuentra dividida entre un grupo de pobladores que ejerce su derecho a gobernar el territorio, y la inercia de otro grupo para usufructuar enclaves de poder protegidos y estimulados por el partido de estado.

La expulsión de los caciques tradicionales del poder comunal era un paso necesario para afirmar la capacidad de autogobierno que por ley tiene el pueblo comalteco, y tan importante es el gobierno comunal, que la delegada de la Secretaría Agraria y operadores del gobierno estatal invirtieron sendos esfuerzos legales y coercitivos para impedirlo.

Un grupo de pobladores se organizaron para impedir la instalación de una mina a cielo abierto y se enfrentaron a todo un aparato de poder incapaz de dialogar por fuera de sus decisiones ya tomadas y sus mecanismos de cooptación tradicionales. Adicionalmente recibieron la influencia ideológica (y el apoyo táctico) de grupos de activismo fuertemente politizados.

En esta mezcla la cuerda se tensó, el pueblo se dividió y las posibilidades de consenso entre los grupos enfrentados se fueron cerrando. Es en este cuadro cuando la negligencia del gobierno estatal preocupa, pues con omisiones y estímulos, ha incitado la violencia de los ahora excluidos de las prebendas del poder caciquil.

El conflicto en Zacualpan nunca fue una cuestión interna, pues los proyectos extractivos y el cuidado ambiental son temas que involucran empresarios, autoridades, partidos y proyectos políticos encontrados. Curiosamente ahora el conflicto parece ser más interno, pero la mano de los poderes oficiales no deja de estar presente como sombra de sospecha, pues cada vez que intervienen aumentan la tensión.

Se supone que hay nuevos gobiernos en el municipio y en el estado. Incluso hay nuevos diputados. Tocará ver si es cierto que el charrismo inepto se fue con Mario Anguiano, y dejando de lado momentáneamente el tema minero, Zacualpan podría ser un medidor de las prometidas nuevas capacidades del equipo Peralta para generar la socorrida gobernabilidad en el estado.

El dilema se puede reducir ¿Hacer respetar derechos y autonomía, o proteger el control orgánico del partido de estado en las comunidades?