Como niños

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Las letras de colores te reciben en el COSI. El Centro de las Ciencias y la Industria de Ohio, es muy parecido al Papalote, museo del niño, en la Ciudad de México. Los niños pueden interactuar con todas las exposiciones y experimentar la magia de la ciencia con su propio cuerpo. Las exposiciones permiten, como dice el eslogan del Papalote, tocar, jugar y aprender. Antes de entrar, un árbol gigante con cubos de cristal que descomponen la luz en mil colores te preparan para lo que viene: un espacio para aprender de muchas maneras. Al entrar, la estrella de las exposiciones: el péndulo de Foucault, suspendido desde muchos metros arriba por un delgado cable que le permite balancearse y tirar, en 18 horas y media, todas las bolitas de metal que se encuentran en la circunferencia compuesta por una plataforma de tres pisos de bloques de madera, que termina en un círculo de metal donde, en unas pequeñas hendiduras, se acomodan los balines que la punta del péndulo se encarga de tirar.

Lo que más me gustó fue el pabellón de los Cazadores de Mitos. Ahí, me colgué de una cornisa para ver cuanto aguantaban mis brazos el peso de mi cuerpo. También me subí a un columpio sostenido por las guías telefónicas y caminé bajo la lluvia para ver que tanto podía mojarme. Alex se metió a la cabina telefónica para ver si podía ganarle a un superhéroe y corrió bajo la lluvia, para ver si se mojaba más que yo e intento hacer una casa que no la tirara el viento. También nos paseamos por enfrente de luces ultravioletas para ver como cambiaba el color de nuestra ropa. Salimos de ese pabellón y seguimos caminando…tantas cosas que ver y que tocar! Los discos gigantes que permiten comunicarse entre ellos a pesar de la distancia, cuando hablas dentro del aro de metal que tienen enfrente, también me gustaron mucho. La polea que permite levantar un auto que está sobre una plataforma del otro lado es un experimento que todos quieren probar. Poseidón te recibe en el pabellón de los experimentos con el agua. Ahí, puedes hacer música con el agua o ver como una pelota es sostenida con un chorro de agua o ver como es un vórtice, como el de un huracán, pero en chiquito. Luego vas a otra sala, la de los vientos, y ves como gira el vapor que, si es muy grande, puede generar tornados. El elevador de cristal que te permite ver en su interior los cables que conectan los botones y lo hacen funcionar te lleva al piso de en medio, donde encuentras todo tipo de experiencias en el espacio, desde lanzar una botella de plástico hasta arriba o subirte a un simulador de vuelos que te hacen pensar que eres parte de una tripulación espacial o pasearte en una bicicleta suspendida en un cable que cruza toda la sala principal del COSI. En ese espacio, puedes ver un esqueleto humano hecho de miles de hilos de metal que se entretejen para formar esa monumental figura que parece que se te cae encima. Total, nos divertimos como niños!