La gente bonita de México

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La gente bonita de México: No se ofende por los más de 50 millones de pobres, de los cuales casi 12 millones viven en pobreza extrema. No se ofende por los más de 9 millones de niños menores de 12 años trabajando o mendigando en las calles. No se ofende por tener una de las gasolinas más caras del mundo (en proporción costo-salario mínimo). No se ofende porque más del 32% del territorio nacional está en manos de extranjeros, o porque cada 6 años le imponen presidentes y gobernadores para proteger los intereses de las élites de poder, y no los del pueblo.

Tampoco se ofende porque se necesitan de seis salarios mínimos para alcanzar una canasta básica, o porque se viene pronto el IVA en alimentos y medicinas. No se ofende porque los pueblos originarios no tienen derechos humanos, son olvidados y masacrados. No se ofende por los narcobloqueos, ni por los más de 100,000 muertos de una guerra absurda e inventada por su ex presidente con el afán de legitimizarse después de un fraude electoral.

No se ofende por las muertas de Juárez, ni por los niños de la ABC (cuyos responsables siguen disfrutando de la libertad), ni por Acteal o Atenco. No se ofende por los más de 9 millones de jóvenes rechazados de las universidades en los últimos tres años, ni por los activistas y políticos de oposición desaparecidos. No se ofende por los salarios irracionales de sus funcionarios públicos. Tampoco se ofende porque les quieren privatizar su petróleo, porque ya les privatizaron sus bancos, su telefonía y sus ferrocarriles.

No se ofende porque quieren poner en manos del mejor postor sus playas, ni se ofende por los rebases de tope de campaña de sus candidatos, por cómo compraron las almas y voluntades de los más pobres y necesitados, por cómo lucraron con el hambre. La gente bonita en México no se ofende por los monopolios y los evasores de impuestos millonarios, ni por la manipulación mediática y su censura. Tampoco se ofendió por el FOBAPROA, el robo más grande a la nación desde la Conquista.

No se ofende por los miles de presos políticos e indígenas despojados, torturados y violados; mucho menos se ofende por la unión de Iglesia y Estado y el sometimiento de la primera hacia sus gobernados, y la obediencia ciega del segundo hacia la primera. No se ofende por las versiones oficiales de derecha de acontecimientos históricos y con ello el engaño a tantas generaciones. No se ofende por los modelos educativos que adoctrinan a nuestros niños. No le ofende que la agenda del país sea establecida por las empresas trasnacionales siempre, absolutamente siempre.

Tampoco les ofende los millones de emigrantes que tienen que abandonar sus familias y sueños cada año, y que muchos de ellos mueren en el intento, provocado por la falta de empleos y oportunidades en su país; menos les ofende la pérdida de entidad, usos y costumbres de nuestras raíces y cultura. La gente bonita de México no se ofende por la corrupción de las instituciones y sus representantes, por su impunidad y la complicidad con el crimen organizado.

Ah, pero eso sí: salen miles de maestros cansados de trabajar en las sierras, fuera de urbanización, en escuelas en la miseria y el abandono, donde ni siquiera tienen gises ni baños, y sus alumnos ni siquiera tienen ropa o zapatos, ni comida para desayunar, que luego tienen que abandonar sus estudios para trabajar y llevar de comer a sus familias; y encima a estos maestros quieren quitarles el derecho a jubilarse, evaluarlos por igual contra cualquier otro profesor de colegios privados y de élite contando con todos los recursos necesarios, les quieren desaparecer su plaza de base, desaparecer la carrera magisterial, y quieren que la educación, en cierta forma, deje de ser gratuita; y por todo ello deciden manifestarse legítimamente después de que ignoraron sus peticiones de diálogo y negociación durante meses (o años), y eso sí hace que la gente bonita de México se ofenda, ¡y de qué forma!, se calienta con los noticieros convencionales (y vendidos), se alimenta el alma de odio y egoísmo, y se siente indignadísima para que, desgarrándose las vestiduras, pida «¡Mano Dura!» contra esos “tiranos, salvajes y gorilas”. Esta es la gente bonita de México.