8 de cada diez, satisfechos con la UdeC
Hace unos días leía la noticia de que según tres encuestas diferentes realizadas en la Universidad de Colima, básicamente 8 de cada 10 estudiantes dice estar satisfecho o muy satisfecho con lo que el alma máter les da.
¿Es en serio?
No dudo de la veracidad de la encuesta pues eso se ve reflejado en el conformismo de los casi 26mil estudiantes universitarios. Esto es preocupante.
Y no es que yo diga que la Universidad de Colima sea mala… pero esto nos tiene estancados a nosotros como estudiantes y a las futuras generaciones. Implícitamente los estudiantes colimenses aceptamos que no podemos aspirar a nada mejor.
Nos conformamos con las cuotas de aranceles que llegan hasta $3,500 pesos en algunas carreras, o los $1,400 pesos a nivel bachillerato. Se nos olvida que el rector prometió que no subiría los costos de inscripción -lo cual es mañosamente cierto- pues tu pago de inscripción sigue siendo de 200 ó 300 pesos, mientras que otras cuotas como la de laboratorios o «servicios estudiantiles» sigue siendo cada más alto.
Unos servicios estudiantiles, que por cierto, no especifica qué incluye pues actualmente los estudiantes pagamos por todo: por copias, por impresiones, por la credencial perdida (que además entrega tus datos personales al banco Santander), por exámenes extraordinarios, por el boleto del Sorteo Loro, por la constancia de estudios, por la revalidación, por la convalidación, por el exámen Ceneval, por el exámen de posicionamiento de inglés (TOEFL), para tener derecho al proceso de admisión…
Pagamos altos costos de inscripción a una universidad pública que año con año a incrementado su presupuesto anual tanto federal, estatal y de ingresos propios… aumentan sus sueldos, aumentan los costos de la educación… ¿cuándo aumentará la calidad de la educación? ¿cuándo aumentará la calidad de los profesores? Esos profesores que no tienen capacidad de dar clases, sin embargo, la Universidad no nos puede ofrecer nada mejor.
¿Pero cómo va mejorar algo si estamos satisfechos con la mediocridad que nos dan?
Estamos hundidos en clima de conformismo, y eso se refleja en las encuestas. Pobre de aquel que se atreva hablar mal o cuestionar las irregularidades, porque los secuaces se ponen al ataque como fieles soldados al dictador.
El gran peligro para las autoridades -como siempre- es la educación. ¿En verdad crees que las autoridades se van a esmerar para dar una educación de calidad? No, la ignorancia es el alimento de las autoridades.
Y podrán decir que es una Universidad de clase mundial, así como dicen que Colima capital es una ciudad de clase mundial… eso quizá se lo crean la gran mayoría de personas, pero sé que hay un 20% que no. Una minoría que se convierte en el peligro para quienes nos dicen representar; una minoría que esos intentan esconder, atacar, persuadir, intimidar.
Las ineficiencias de la Universidad de Colima son evidentes: ¿y aún así se dicen satisfechos?
– ¿Estás muy satisfecho con la lentitud del internet inalámbrico universitario?
– ¿Estás muy satisfecho con que los baños de tu facultad estén cerrados y sin limpieza?
– ¿Estás muy satisfecho que no haya papel higiénico ni jabón en los baños?
– ¿Estás muy satisfecho con que no te dejen entrar con mochila al módulo de cómputo?
– ¿Estás muy satisfecho con el decremento de la cantidad de becas entregadas y, además de su tardanza?
– ¿Estás muy satisfecho con las imposiciones del rector?
– ¿Estás muy satisfecho con el Consejo Universitario que trabaja bajo presión por las órdenes superiores?
Y el problema no es la Universidad de Colima, son quienes la dirigen y nosotros que lo permitimos. Y sí, podremos escuchar un «sí, tienes razón» ¿y qué? ¿eso cambiará en algo? Dejaremos que otros hagan lo que nosotros no quisimos hacer, claro.
Porque los colimenses deberíamos estar orgullosos de la UdeC -y muchos lo sienten- pues es la máxima casa de estudios del estado, por supuesto, es entendible. Pero no hay que caer en el conformismo, no hay que pensar que las cosas no pueden ser mejor porque es totalmente absurdo.
Exijamos educación de calidad, profesores de calidad, no mediocridades disfrazadas de «clase mundial» porque sabemos -al menos un 20%- que no es así.
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Lo siguiente es un texto que publicó en Facebook un estudiante, Hiram, de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Colima en noviembre pasado:
dquirir una responsabilidad de impartir clases, adquieren la necesidad, pero de buscar otras fuentes de ingresos, o como decimos vulgarmente, “corretear la chuleta”. Y ni siquiera hablemos de los PITC que ante la ausencia de docentes, deben repartir sus tiempos entre una mayor carga de clases y un menor tiempo para investigación.