¿Qué pasa en Manzanillo?

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En Manzanillo se concentran más del 60% de los casos registrados de infección por el SARS-COV2 en todo el estado de Colima. Desde el oportunismo político es muy sencillo culpar de esta situación a la alcaldesa o al partido gobernante, pero no es claro que la gestión de la crisis en este municipio sea muy diferente a la de los demás. El número de infecciones no es un buen indicador de la eficiencia gubernamental.

Aunque los gobiernos están en la primera línea de los responsables por el manejo de una contingencia sanitaria y social como la que vivimos, no es evidente que la manifestación de esta crisis sea una consecuencia directa de la gestión gubernamental. Para discutirlo con ejemplos concretos, si podemos decir que Manzanillo tiene el peor gobierno porque es donde se registran más casos del nuevo coronavirus, entonces también tendríamos que asumir que Ixtlahuacán tiene el mejor gobierno de todo el estado, simplemente porque no hay casos registrados.

Atribuirle a un gobierno la causa de tener más o menos contagios y más o menos fallecimientos en medio de la contingencia, es debido a su capacidad de reducir la movilidad de la población en el territorio. Bajo este razonamiento, la administración del municipio de Manzanillo no parece ser menos eficiente que las de otros lugares. Si uno revisa los registros sobre movilidad de la plataforma Retargetly, los números de Manzanillo no son muy distintos a los de la capital del estado, e incluso son mejores que los de Villa de Álvarez.

Si Manzanillo tiene un índice de movilidad similar al de las dos principales ciudades del estado ¿Por qué registra muchísimos más casos? Para responder esto habría que pensar en algo que distingue a Manzanillo respecto a los demás municipios, y es muy obvio: se trata de una ciudad que alberga un importante puerto comercial.

La conexión con el exterior es un factor que ha permitido explicar grandes diferencias en la incidencia de contagios del nuevo coronavirus entre diferentes países y territorios. La conectividad que tiene Manzanillo con personas y objetos de distintas partes del país y del mundo es mucho más alta que cualquier otro municipio de Colima, y eso podría ayudar a entender por qué tiene tantos contagios registrados. Este razonamiento igual podría aplicarse a Michoacán, donde el municipio con más casos registrados del virus causante del COVID-19 es el puerto de Lázaro Cárdenas, con más de la mitad de los contagios de todo el estado.

La conexión con el exterior, entonces, parece ser una razón más sensata que la movilidad de la población y la eficacia gubernamental para hacer respetar las medidas de distanciamiento físico. Pero también hay factores característicos de cada municipio que podrían influir en tener más o menos casos, por ejemplo, las características e las viviendas, los niveles de pobreza y de rezago social.

Manzanillo no es el municipio con más pobreza ni con mayor rezago social en el estado, pero sí se encuentra entre los municipios con mayores niveles de hacinamiento, con menor número de viviendas que tienen cuartos especiales para cocinar y con un mayor porcentaje de la población que carece de acceso a servicios de salud. Todos estos son factores que han sido relacionados con una mayor incidencia de casos o mayor gravedad de los mismos. Sin embargo, no son parecen ser causas suficientes para que se produzcan situaciones graves de contagios del SARS-COV2. En Colima, los municipios que tienen mayores niveles de pobreza e incluso tienen el mayor índice de movilidad, son los que menor número de contagios registran: Ixtlahuacán y Minatitlán.

La alta concentración de infecciones por el nuevo coronavirus en Manzanillo podría deberse a un combo de pobreza, rezago social, alta movilidad y conexión con el exterior. Probablemente este último factor sea el gran detonante de la tragedia en el puerto colimense. Y aunque todas estas causas no le quitan responsabilidad a quienes administran los recursos del municipio, el desempeño del gobierno de la ciudad porteña no ha sido muy distinto al de otros gobernantes. A la alcaldesa le tocó enfrentar la contingencia con su propio combo: pocas capacidades estatales, mala suerte y carroñeros electorales.