Mala política

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Un arraigado vicio de la política mexicana es creer que repartir dádivas es una forma de hacer buena política, lo que sea que eso signifique. Sin embargo, hacer eventos para dar dádivas durante esta contingencia es una receta para el desastre, que además distrae de lo verdaderamente relevante.

Varios individuos han intentado hacer gala de su grandiosa responsabilidad social repartiendo la fruta que los productores agrícolas no logran vender. Empero, estás prácticas no aportan resultados reales, presentan riesgos sanitarios y son una forma de hacer mala política.

El caso del repartidor de pepinos reveló que sus intenciones no son las de apoyar a la ciudadanía, sino utilizar a la población vulnerable como un accesorio publicitario. Además, en el contexto de la pandemia, estas entregas son potencialmente peligrosas, pues las han realizado gente que debería estar aislada y sin seguir protocolos de higiene adecuados, tal y como pasó en el caso del diputado que repartió papayas mientras incubaba la enfermedad.

Mala política es pretender tener responsabilidad social y fallarle a la sociedad en los temas que son verdaderamente relevantes. Tomemos, por ejemplo, al conjunto de personas que se sientan en un curul del congreso y perciben suficientes rentas del presupuesto para ser parte del 10 por ciento de la población con mayores ingresos. Dado su alto salario, esperaríamos un trabajo extraordinario y eficiente, con un fuerte compromiso social.

Prácticamente, toda nuestra muestra se presenta como “socialmente responsable” porque tienen fotos en sus redes sociales dando despensas, donando su salario o financiando pequeños proyectos para “apoyar a los necesitados”. Sin embargo, cuando tienen la oportunidad de apoyar significativamente a la población más vulnerable mediante su trabajo, no lo hacen.

Para comprobarlo, basta revisar las funciones que legalmente deben cumplir. Si tomamos como muestra la aprobación presupuestaria que legalmente les corresponde, podremos ver que a la Defensoría Pública se le hicieron recortes en 2020 por debajo del monto que pidió para operar y del que recibió el año pasado; esto a pesar de la fuerte evidencia que muestra como el sistema de justicia criminaliza la pobreza, pues la mayoría de la población en prisiones mexicanas no pudo pagar una defensa legal adecuada.

En otras palabras, la “responsabilidad social” de estas personas fue repartir fruta, mientras que torpedeaban las opciones de defensa legal para la población que no puede costear abogados.

No son tiempos para caer en las aberrantes prácticas de un paternalismo que nada arregla, sino para tener discusiones sobre medidas pertinentes para mitigar las consecuencias sanitarias y económicas de la contingencia sanitaria. En lugar de perder el tiempo en donaciones, fotos y frutas, podrían emplearlo en pensar en alternativas para la población vulnerable, como un ingreso de emergencia para la población en extrema pobreza en Colima.

Considerando que la contingencia probablemente se extenderá 15 días más, un apoyo único para la población en pobreza extrema sería positivo. Lo mejor es que no sería tan costoso, pues distribuir un ingreso de emergencia equivalente al salario mínimo entre dicha población costaría $68,177,200; lo equivalente a al 0.4% del gasto total del estado.

Perfectamente podría financiarse mediante reasignar el gasto, deuda o una combinación de ambas. Si se financiara la mitad del programa con reasignación presupuestaria y la otra mitad con deuda específica, la deuda solo significaría 48 pesos por colimense. Un pequeño precio general con impactos posiblemente gigantes.

Del mismo modo, podría plantearse un sistema de canje de vales para garantizar el uso correcto del apoyo, o un ambicioso esquema de cocinas comunitarias con las mejores medidas de sanidad. A decir verdad, la imaginación y la evidencia son los únicos límites para diseñar propuestas valiosas.

Sin embargo, si queremos buenas propuestas para esta crisis, es necesario que quienes se creen políticos inviertan su tiempo en debatir ideas, no en publicitarse a través de los vulnerables. Merecemos funcionarios que tomen su papel en serio, y empleen su tiempo en buscar soluciones para los problemas que enfrentamos.

@jkvisfocri