Los hijos de México

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Uno de sus hijos, el líder, invisibiliza la violencia que viven las mujeres y niñas en nuestro país, mientras otros violan, asesinan, descuartizan, secuestran, mujeres y niñas. Otros hijos no castigan estos actos, y también están los que los escriben y cantan.

Algunos hijos disfrazan en sus letras el machismo, la misoginia y violencia hacia mujeres y niñas, y no sé quiénes me causa más terror: si los que declaran la guerra explícitamente o el que hace del ataque, un continuo, rentable, normalizado y silencioso que adoctrina a su público, a unos para violentar y a otras para romantizar el acto.

Referirme a él con su nombre sería un halago, por lo que en este artículo no pretendo hacerlo, pero es él, un rapero con 9,010 suscriptores, en sólo uno de sus canales de YouTube. Gracias a la movilización colectiva en redes, algunos otros fueron eliminados, así como se eliminó su contenido de spotify.

Directamente amenaza con una canción a Yuya, mujer joven, empresaria, famosa. Antes de esto, nadie detectaba que su música ya representaba una amenaza para mujeres y niñas. Pero el público no escuchaba.

El rapero no está enfermo, es un sujeto más, producido por una sociedad machista y misógina. ¿Qué tiene México que produce sujetos así? ¿Qué tiene México, que además de sujetos que producen contenido machista, tenga otro grupo que consume ese contenido? Sin consumidores, así como en la trata, no existirían.

Su primer vídeo se llama “CRACK”, lo sube hace 11 años a YouTube, habla sobre el contexto del cual viene, en donde sus vínculos cercanos fuman crack, incluido su padre. Al final describe su propio consumo.

Continúo el recorrido y encuentro los siguientes títulos: “Ciberputitas”, “Perra Mugrosa” y “Veo Perras”, vídeos que subió el 16 de mayo del 2020 a la 1:00 am, cuando le eliminaron el canal con más suscriptores, donde tenía títulos como “Mueve tu culo”, «Pueblerina de Rancho» y “Veo perras” La mayoría de estos vídeos tenía más de 7,500 vistas. En el vídeo “Me gusta”, sale este sujeto hablando a la cámara, aconsejando que al ver a una mujer pidiendo limosna en México, le dieran de patadas en el culo, le quitaran sus monedas y le dijeran que se gane su dinero, “aunque sea chupando riata”.

En sus declaraciones de guerra se expresa de las mujeres como perras, cucarachas, golfas, basura, sujetos que tienen mierda en la cabeza: “Cuando yo hablo, casi no digo la palabra mujer, yo digo perras, porque son perras desde antes de nacer”.

Relata también acciones dirigidas a ellas como romperles el culo, aventarlas a la basura, violarlas cuando no quieran tener relaciones sexuales y cuando estén ebrias; desmembrarlas; abusar sexualmente de las niñas, secuestrarlas, matarlas. En el vídeo “Veo perras”, la portada es una ilustración de él amenazando con un objeto a una mujer que está frente a él. Él tiene la mandíbula apretada y muestra los dientes.

Las creencias que reproduce: que las mujeres que envían fotos en ropa interior son “Putitas”, justifica que al enviar este contenido pueden secuestrarles y asesinarlas, por putas; que las trabajadoras sexuales merecen ser asesinadas por su forma de vivir, y que ellas se benefician con su trabajo. Por lo que normaliza la violencia que viven; que las mujeres que bailan reguetón son putas, coleccionables, con las que los hombres no quieren casarse. Esto se relaciona con el contenido de otra de sus letras donde canta que la mujer que ya no es virgen “baja su precio”. “Siempre veo perras a mi alrededor, algunas maman, pero otras no”.

Visualiza a la mujer como un objeto que se compra y se vende, justo como los consumidores/explotadores de mujeres, quienes piensan que hay mujeres, y por otro lado como si no lo fueran “las putas”, mujeres que no quieren tener “sexo”, ni ser violentadas por los padrotes, ni los puteros, ni sus violadores o “clientes”. Pero no lo percibimos así, y parece más indignante cuando lo dice este hombre explícitamente, que señalar día a día a los hijos de México que violan, matan, secuestran, mutilan, golpean mujeres, perpetúan la trata al ser clientes… ahí casi todos están implicados, son los que hacen de la esclavitud de mujeres un negocio rentable.

Las letras de sus canciones evidencian la cultura de la violación mexicana, un contexto que normaliza la violencia contra mujeres y niñas, donde lo que es más visible y supuestamente rechazado son las violaciones, la violencia física y los feminicidios. Sin embargo, esta cultura nos hace asimilar estos actos en el día a día, el con el humor sexista, chistes misóginos, la industria del porno, naturalizar “los piropos” y no nombrarles como lo que son acoso, contenido sexista en todos los medios, cosificando a las mujeres, naturalizando el verlas desnudas en anuncios para vender objetos, hacer promociones, vídeos musicales, comerciales y vender fotografías de desnudos de mujeres para ganar más clientes.

Lo cotidiano genera sujetos que hacen cosas, y escribir canciones es una de ellas. El contenido de las canciones es practicado en nuestro contexto, no emerge de la nada.

Si hablamos de hombres que tiran a las mujeres a la basura, las matan, les llaman putas, las violan… ¿son sólo canciones? Él es uno más, y quiso que le volteáramos a ver, los demás no, porque ya son famosos, si ahora hemos puesto la mirada en él, continuemos.

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Psicóloga. Colaboro haciendo investigación e intervención en el cuerpo académico 110 de la Universidad de Colima “Género y Prácticas Culturales”. He participado en proyectos sociales como “Violencia de género y agencia en las mujeres que viven en los albergues jornaleros migrantes”, “Desigualdades Sociales, Educación y Aspiraciones” y actualmente en el proyecto comunitario virtual "Club de Trueque Colima"