Martha, Locho y el PAN

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Violencia, inseguridad, corrupción e ineficiencia. A grandes rasgos esta triada marca el compás de la oposición política en Colima, la cual se reduce al PAN, Locho y Martha Zepeda. A pesar de sus fracturas internas el PAN aún tiene capacidad como partido, Locho y Martha carecen de una estructura de actores con peso en la opinión pública y capacidad de movilización. Si preguntaran por Morena, es una formación política que tiene escasa presencia en la política local.

La oposición política es importante porque tiene un papel de contrapeso. No se llaman oposición porque tengan que criticar todo, son oposición porque se supone que sus visiones sobre la política, la historia y el desarrollo difieren de quienes ostentan los principales medios de poder. Si en su naturaleza está criticar no es por ambición o deporte, sino por congruencia con la democracia.

El PAN no siempre entiende este papel. Por ingenuidad o ambición muchas veces se cree co-gobierno (eso decía Paco Rodriguez). Al menos parece que así fue durante el inicio de la legislatura, cuando al ser mayoría creyeron poder sostener políticas de acuerdos y terminaron votándole el procurador a Nacho. Otros como Nicolás Contreras, el PT, PVEM y Nueva Alianza, terminan haciéndose parte del co-gobierno porque es más redituable ser responsable y cobrar que andar de criticón.

Con una débil estructura de partido, Martha Zepeda ataja conflictos hasta donde le alcanza. Locho de vez en cuando aparece con su estilo bronco a recordarle a Nacho que no puede. Martha se ha apuntado logros muy puntuales que no alcanzan al régimen. Por su parte Locho no abandona un rol de paladín que puede ser muy rentable en campañas, pero poco efectivo en periodos de normalidad.

Al PAN, a Locho y a Martha les pasó por encima y de manera vertiginosa la aprobación de un presupuesto lleno de sospechas. De los últimos se entiende, pero los panistas tienen diputados y recursos. Posiblemente anden más preocupados por su proceso interno para asegurar candidaturas y blindarse de los cachirules del PRI.

Muertos, balaceras, decisiones delicadas como la privatización de inmuebles, y los actos de corrupción más cotidianos, son una agenda de inconformidad ciudadana que no ha podido traducirse en una agenda política. La organización social se ha venido ensayando, pero difícilmente la política de las ong´s podrá hacer frente a un sistema que lo que no absorbe, lo vuelve inútil.