El muro

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Un muro no necesita ser físicamente grande, ancho, alto, ni profundo. Ni siquiera debe ser físico. Solo basta con que unos crean que son mejores que otros para construir ese muro. Para construirlo, es necesario deshumanizar al otro, quitarle las características que se parecen a las propias y referirse a ellos como “negro”, “gordo”, “loco”, “feminista”, “sindicalista”, “normalista”, “izquierdoso”, “pobre” o con cualquier otro calificativo con el que pueda diferenciarse, para poder despreciarlo sin siquiera haberlo conocido realmente.

En América Latina nos la hemos pasado construyendo muros.

La desigualdad social ha construido más muros que los de cemento y piedra. Las ideas políticas, son muros más altos que cualquier muralla.

Las ideas racistas, xenófobas y anti-todo (homofobia, misoginia, etc.), generan leyes que se convierten en muros legales, mediante los cuales, coartamos las libertades de los otros, porque no nos gusta que hagan cosas que consideramos inadecuadas, juzgadas desde una óptica religiosa, tradicionalista, machista y neoliberal.

La propiedad privada ante todo, como el bien más protegido. Ante un mundo globalizado, los neoliberales no quieren la globalización de la riqueza. Los pobres deben quedarse en el mismo lugar de siempre, pero comprando todo lo que el mundo rico les quiera vender. Los pobres tienen que manufacturar todo aquello que debe venderse en el mundo de los ricos. Son las mercancías las que viajan. Las personas no. Porque ante la propiedad privada, los seres humanos no son personas, sino modernos esclavos que están ahí para satisfacer las necesidades de unos cuantos. Y son desechables. Sustituibles. Fácilmente prescindibles. Se pierden en el anonimato de un sobrenombre. “Latino” nos llaman y ahí cabemos todos.

Los modernos apartheid, dividen a las poblaciones en “buenos” y “malos” Buenos son blancos de piel, ricos, que viven en países desarrollados o del lado correcto de la calle.

Malos, todos los demás. Parece que Sudáfrica está en todos lados. Las políticas electorales basadas en la segregación racial son muy populares en muchas partes. No solo en Estados Unidos. A veces, no son tan evidentes, pero son racistas o clasistas, al fin y al cabo.

El muro ideológico que divide a los blancos del resto del mundo lo construyó Estados Unidos después de la segunda guerra mundial. Polarizó las opiniones y sirvió como punto de partida para la formación militar anticomunista. Fue llamada la Doctrina de Seguridad Nacional. Desde este muro ideológico, los militares gringos empezaron a ver a todo aquello que atentaba contra el modo de vida neoliberal, como “lo malo” que había que atacar, destruir, matar. Bajo este muro ideológico, la tortura era una premisa válida, pues mediante ella se obtenía información y se debilitaba al “enemigo”. Los bloqueos económicos a países con estructuras económicas diferentes, también.

Nuestra frontera grande, esa, la de 3.400 Km, que va desde el Golfo de México hasta los desiertos de Baja California, la que divide a California, Arizona, Nuevo México y Texas, de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas; es el espacio en disputa. No es solo una barrera que a veces es de hormigón, a veces de madera y a veces de metal. Es más que eso. El muro de cemento que quieren construir, empezó a gestarse desde hace tiempo. Es la línea imaginaria que divide dos maneras de ser y de estar en el mundo. Es el espacio entre un mundo querido y uno temido, entre lo deseado y lo odiado. El muro ideológico, hace que se busque del otro lado lo que no queremos tener en este. Creemos que allá habrá seguridad, comodidad, mejores niveles de vida. Nos vamos buscando lo que nuestros países no dan.

Dicen que allá, te haces rico sin estudiar. Que allá, el dinero si te rinde, porque puedes comprar casa y carro, no importa que seas barrendero. Dicen que ahí, las calles si son seguras, bonitas y con luz. Dicen que los parques donde los niños juegan no están sucios y son seguros. Eso dicen.

Es más lo que se cree que lo que es. Latinoamérica es más grande que eso. México también. Rompamos el muro. Construyamos un mundo donde queramos vivir. Seamos el México que buscamos en Estados Unidos.