Somos familia, sin adjetivos

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No voy a hablar de vuestras mentiras. Pero no nos engañéis. No marcháis por la familia. Marcháis contra el matrimonio homosexual. Marcháis contra el colectivo LGTBQ. Marcháis contra gran parte de la de la ciudadanía. Una vez más, marcháis contra la realidad.

No hay lugar para discursos, opiniones ni demagogias. La diversidad sexual humana es innegable.

La familia, al igual que toda otra institución, es un producto social sujeto a modificaciones. Las relaciones humanas están atravesadas por la cultura, por eso, las normas y leyes se modifican con el objetivo de acompañar los cambios culturales.

El Estado no debe tener la iniciativa creando situaciones artificiales sino positivar realidades que se dan en la sociedad, recoger y reconocer la cultura o costumbre. Y el matrimonio es cuestión del Estado, es un asunto civil y NO religioso.

Cada credo religioso particular evaluará en su casa su postura. En ningún caso un determinado credo religioso impondrá su ideología al resto de la realidad social.

Lo peor de todo es que esto ya lo sabéis. Y aunque parezca mentira, Peña Nieto también lo sabe y por eso propuso la iniciativa del 17 de mayo de 2016 de matrimonio sin discriminación. No es tan complicado de entender eso de un tal Juárez de “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Poco más quiero decir sobre ustedes.

Por la nuestra decimos que vamos y estamos acabando con la intolerable discriminación que sufren los homosexuales y el resto de orientaciones sexuales que no son la heterosexualidad en todo el mundo. Luchamos por la dignidad del ser humano y su reconocimiento en ley, en la diversidad de orientaciones sexuales y en cualquier otro aspecto. Que no tenemos miedo de ser quien queremos ser. Y somos.

Somos. Y vamos a marchar a dar un paso hacia adelante no atrás. Es el momento y es nuestro momento, el de todos y todas. No se trata solo de reconocer a nivel legislativo la diversidad sexual y el matrimonio igualitario. Se trata de acabar con todos los aspectos del patriarcado. Nuestro camino es el amor frente a su violencia.

Nos vamos a amar cada vez más, en nuestras casas, en nuestras calles y plazas, en nuestras iglesias.

Vivimos y dejamos vivir. Por favor, dejarnos vivir.