Fronteras permeables

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Son dos Desaguadero: el peruano y el boliviano. Cada uno al lado de la desembocadura del río que se alimenta del lago Titicaca. Dicen que no es recomendable tomar taxis, sobre todo del lado boliviano. Hay una advertencia en las instalaciones de migración: puede haber robos y asaltos en taxis no autorizados. Te dicen, con un cartel, como son esos taxis.

Llegué un viernes de tianguis, en combi desde Puno. El precio del pasaje: 10 soles. al tianguis le dicen feria. Había llovido y los negocios instalados en la calle hacían lo posible por que las cosas que ofrecían al público no se llenaran de barro. A mí me cubrió las botas. Pegajoso, de un rojo oscuro. Bueno para la siembra, la cerámica y los adobes. Malo para el negocio de los comerciantes callejeros, de esos que abundan en esta frontera.

La frontera está llena de basura, que se desliza de las manos de la gente y va a parar al suelo o al lago, a pesar de los letreros enormes que dicen que se multará a quién tire basura o que advierten que si tiras basura puedes hacerle daño a tu salud. No hay una cultura del cuidado del medio ambiente. Es curioso, en países donde se rinde culto a la tierra.

En Desaguadero, boliviano y peruano, se vende ropa, calzado, abarrotes, celulares y otras cosas de contrabando, dicen. El tequila lo puedes encontrar ahí, si sabes donde buscar, según cuentan.

Cuando cruzas, lo haces por un puente internacional que te despide de un país y te da la bienvenida al otro. Así nada más. Fácilmente, sin limitaciones.
Pero hay códigos que nadie te advierte, a menos que viajes en autobuses que salen de la terminal de autobuses.

Hay oficinas a ambos lados de la frontera, donde debes reportar tus entradas y salidas. Si no lo haces, las multas son muy altas. Si no lo haces y sales de Perú para adentrarte a Bolivia, pueden detenerte y meterte a la cárcel si no pagas la multa, que es muy alta en ambos países, para los extranjeros.

Caminar entre los dos Desaguaderos, cuando hay feria, también es una proeza. Hay montones de bicitaxis que se te echan encima. No puedes caminar por las banquetas porque están ocupadas por los tianguistas y en la calle, pueden atropellarte. Incluso la policía culpa al peatón porque se atraviesa. Debes caminar a prisa y colarte entre los puestos en cuanto puedes para dejar pasar la marea de ciclistas que buscan a alguien que quiera ser transportado de un lado a otro. No todos los días hay feria, así que el trabajo es escaso. En un día de feria, el bicitaxi te cobra dos soles o cuatro bolivianos por persona, según en que lado de la frontera te encuentres. Los días de poco movimiento, el precio es el doble. Hay que sacar para completar el día.

Los regresos al interior de ambos países se hacen en taxis, combis o autobúses, que sin no son de turistas, van cargados hasta el tope. Pareciera que un segundo piso les ha crecido a los vehículos. La gente lleva montañas de cosas. Lana, abarrotes, ropa, es lo que transportan. Dicen que la frontera es mas barata. A mí, con el tipo de cambio de dólar a pesos mexicanos, me parece caro. Te dan tres soles por un dólar, seis bolivianos por un dólar y diecinueve pesos mexicanos por un dólar. Hay mucha diferencia. En estos tiempos, es más barato para bolivianos y peruanos visitar nuestro país. !Pobre de mi país¡ Como dicen por ahí: tan lejos de dios y tan cerca de estados unidos.

Sin embargo, Bolivia se antoja. Quiero ver que hay más allá de la frontera. En tres horas en combi llego a La Paz. Ya les contaré como es la ciudad.