Nuevos gobernantes, mismos gobiernos

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Ya son seis meses desde que cambiaron los gobiernos de los municipios y se renovó el Congreso del Estado. En ambos espacios el PAN ganó la mayoría de los espacios, aparentemente por una elección de cambio que hicieron los electores. A seis meses de los nuevos gobiernos, no parece haber pistas de innovación y mejores gestiones.

Ignacio Peralta todavía no cumple dos meses en el gobierno y ya se ha visto rebasado por una oleada de homicidios más intensa que la que se vivió durante el 2012. Algunos opinólogos y rumorólogos políticos ya lo calificaron como un gobernador viajero, pues durante este tiempo ha sido notoria su ausencia del estado.

¿Cuánto tiempo es prudente para pedir resultados a los gobernantes? Muchos podrían decir que ni dos ni seis meses son suficientes para dar respuesta a un montón de demandas y problemas acumulados en los municipios y en el estado. Pero las campañas políticas nos ofrecen cambios visibles y soluciones instantáneas a los problemas más cotidianos y sentidos de la población.

Entonces quizás el problema no es tanto que los gobernantes no cumplan sino que prometen en exceso. Sus propuestas de campaña rebasan sus competencias y los recursos que tienen a su alcance, pero tampoco parecen tener la voluntad y la creatividad para cambiar la forma en la que gestionamos la vida en colectivo.

¿Cuántas leyes innovadoras ha producido el Congreso del Estado? ¿Se han ampliado los mecanismos de participación ciudadana? ¿Se han impulsado normas para dar respiro a las formas de gestión de los servicios públicos y la recaudación de ingresos?

Los partidos políticos se entramparon en disputas de poder sobre el presupuesto, sobre el gobierno interino y sobre la campaña electoral de fin de año. El voto de confianza de la sociedad colimense por un cambio, momentáneamente está en el cajón del olvido.

A casi dos meses de tomar protesta, el gobierno de Ignacio Peralta ya tiene gabinete y presupuesto pero no tiene Plan de Desarrollo. La ley le otorga seis meses para elaborarlo, pero por la urgencia de los problemas del estado parece que ya se tardó en convocar sectores y abrir espacios de participación para construir las rutas a seguir durante los próximos seis años.

Con los municipios pasa algo parecido. A estas alturas ya deben tener publicado su Plan Municipal de Desarrollo pero no fueron visibles los procesos con los que lo construyeron.

¿Tendremos ciclovías? ¿Los municipios reciclarán basura? ¿Se promoverán espacios de comercio locales? Estas políticas parecen minúsculas, pero son parte de la vida cotidiana y el modo en que los ciudadanos viven en sus territorios.

Si los gobernantes recorrieran las ciudades y comunidades con el mismo ahínco que durante las campañas otra cosa sería, pero nada los obliga, una vez que obtienen el voto popular pueden hacer lo que les venga en gana a ellos o sus asesores (casi siempre asesores a modo).

Sin participación no habrá cambio ni innovación, y no se trata del color que gobierne sino los mecanismos con los que se gestiona el desarrollo. Pero estamos en un atolladero pues son los políticos electos quienes tienen la capacidad de modificar las formas de gobierno, al menos hasta que la sociedad empuje.