Pensemos las estrategias de seguridad

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A finales del 2014, el ex gobernador Mario Anguiano Moreno, anunciaba que en el estado se habían reducido significativamente la incidencia delictiva en algunos delitos de alto impacto, en los que por supuesto se encontraban los homicidios dolosos vinculados al crimen organizado, los cuales estos en particular se habían reducido hasta en un 69%, hecho que según sus propias palabras en ese momento nos ubicó como un estado líder en disminución de delitos de alto impacto.

Hace apenas dos días, volvemos a ser líderes, pero esta vez el Sistema Nacional de Seguridad Pública nos colocó en el primer lugar nacional en homicidios dolosos desde el mes pasado, lo cual desinfla aceleradamente la fresca promesa de campaña de nuestro actual gobernador Nacho Peralta, quien irónicamente nos prometió que viviríamos seguros. Por supuesto este tipo de promesas no se cumplen de la noche a la mañana, pero siguiendo la tendencia que los índices de inseguridad reflejan, no los va a lograr en todo su mandato.

El problema es que son múltiples variables las que ocasionan este tipo problemas públicos y hay que reconocer que han rebasado la capacidad de nuestro aparato gubernamental para hacerles frente, pero aun cuando tuviera los recursos para “limpiar” nuestras calles, la prevención del delito sigue estando en gran parte en nuestras manos como ciudadanos, incluso más que en las del gobierno. Factores como sobrepoblación, embarazos a temprana edad, deserción escolar y largas jornadas laborales que mantienen a los padres ausentes, tienen un impacto directo en el aumento de los índices delictivos más comunes, como robo, fraude, lesiones o el mismo tráfico de sustancias ilícitas por mencionar algunos.

Actualmente en Colima contamos con el Centro Estatal de Prevención de la Violencia y la Delincuencia con Participación Ciudadana, el cual hasta el año pasado, promovió programas que iban dirigidos a los sectores más vulnerables detectados en la entidad, sin embargo, aun con todos los recursos que se invirtieron (que no fueron pocos) la mayoría de los casos atendidos, ya fuera de pandillerismo, adicciones o violencia intrafamiliar, no lograron salir permanentemente de su círculo de riesgo y se volvieron reincidentes.

Es menester señalar, que no por la falta de capacidad de las personas que estuvieron al frente de estos programas, sino porque la estrategia para combatir dichos problemas sociales fue bajo una visión institucional, tratando de cumplir números, con tiempos breves y metas ilusorias, lo cual por supuesto dejó resultados de relumbrón en la mayoría de las personas atendidas que lograron alejarse de sus problemas por algunos meses, pero que hoy viven en las mismas condiciones que antes, quizá con alguna que otra variante.

Sin embargo, hay que decir que dentro de los proyectos que este Centro ofrecía, se encontraba el denominado “Habilidades para la vida”, el cual impartía un programa de escuela para padres que me parece medular para generar mejoras consistentes en la disminución de los índices delictivos, quizá a largo plazo pero efectivos, el único detallito que tenía este programa es que se impartía sin ninguna clase de incentivos para la población objetivo, por lo que la participación de la gente era poca.

Debemos estar conscientes que pasaran varias generaciones para que los resultados de impartir un programa de escuela para padres sean visibles, pero si se logra sembrar la semilla de la parentalidad positiva en próximos o recientes padres que lamentablemente no lograran recibirla de sus propios padres, es posible frenar la viciosa herencia de la mala o nula crianza, procurando “fundar” nuevas generaciones con menos factores de riesgo y por ende menos propensión a engrosar los índices delictivos.

Recordemos que los patrones conductuales que nos rigen fundamentalmente, son aprendidos de nuestros padres en nuestras etapas más primitivas, más que de nuestro entorno externo (vecinos, amigos, escuelas) y si se implementan mecanismos de impartición que inculquen en los nuevos padres herramientas y habilidades para ser mejores padres o en el peor de los casos, lo que significa ser padres, estaremos dando un paso enorme hacía el desarrollo social.