¿Periodismo para qué?

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Los medios de comunicación, y los periodistas, son los encargados de mantenernos informados sobre lo que pasa en nuestro barrio, en el municipio, en el estado, en el país y en el mundo. Incluso en el espacio exterior.

En los últimos 10 días se descubrieron ondas gravitacionales, el Papa visitó México, murieron 49 reos en medio de un motín en una cárcel en Monterrey, hubo una oleada de robos en Villa de Álvarez, y el gabinete del nuevo gobierno en Colima comenzó a delinear su rumbo.

¿Qué hechos son dignos de ser noticia y cuáles no? ¿Cómo difundir un suceso? Esta decisión depende en gran medida del periódico, pues es la organización (o sus directores) la que determina qué tipo de noticias vende, a qué público se dirige y qué es lo que quiere provocar. Porque es innegable que todo periodismo provoca.

Hace algunos días, leí un comentario de un seguidor del portal perriodismo. El usuario de Facebook se expresó molesto por una nota que consideró amarillista, y reclamó a esta página no tener notas propositivas ni destacar lo bueno de las personas y los gobernantes.

Si bien es cierto que faltan buenas nuevas, me pregunto hasta qué punto esto es un reflejo de la realidad o una decisión de los editores. Sobre todo, cuando la gran mayoría de los periódicos, ofrecen a diario noticias redactadas en las oficinas de comunicación de los gobiernos y las instituciones más influyentes.

La poca rentabilidad de la industria editorial, pero sobre todo, el poco interés efectivo de los usuarios por tener un producto decente, han ido convirtiendo a los medios de comunicación en agencias de difusión oficial, más que de investigación periodística.

¿Qué tipo de periodismo queremos? Creo que esta pregunta es importante para los gobiernos y los partidos políticos, por eso financian empresas, compran publicidad, y a veces compran el trabajo de periodistas y directivos de los medios.

La empresa periodística no es fácil. A parte de ser una actividad económica, es una empresa política permanente. Y entonces el problema es quién sostiene la producción ¿los lectores? ¿los políticos? ¿las marcas publicitarias? De esto depende en gran medida el tipo de información que tenemos.

Las ambiciones por crear opinión o acumular ganancias son los peores verdugos de los medios de comunicación, que siempre corren el riesgo de dejar de ser vitrinas públicas para convertirse en refugio de gethos políticos.

Imaginemos que esa tendencia es inevitables (cosa que no lo es); habría que elegir entre crónicas sobre le bebé que le agarró el dedo al candidato, la difusión de condecoraciones a los gobernantes, o los excesos de la eterna vigilancia y crítica a quienes concentran recursos y poder público.

Yo me quedo con lo segundo, aunque no lo milito.