Los amarres de Ignacio Peralta

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Su vínculo con Luis Videgaray, secretario de Hacienda y Crédito Público, le permitirá a Ignacio Peralta cumplimentar los compromisos y resolver, de manera significativa, las necesidades y problemáticas financieras del estado.

Durante la campaña electoral se le golpeó por ser de la confianza del presidente; el senador Preciado le decía, en tono despectivo, que era el hijo de Peña Nieto. Pero es precisamente esa cercanía con el gobierno federal, aunado a su experiencia política, lo que solventará la deuda millonaria con la Universidad de Colima, así como los adeudos a adultos mayores y el pago de becas a estudiantes.

Eso ya está amarrado; ya está pactado. Por eso Ignacio Peralta lo dijo en su primer discurso masivo en el Jardín Libertad. Y lo dijo con la certeza del tahúr que sabe ganada la mano.
Dos puntos

Dice el refrán que la bestia noble se crece al castigo. Ignacio Peralta representa muy bien este dicho bucólico. Rememoremos:

Primero le quitan su curul en el senado por la cuota de género en el 2012; aguanta un trato gélido durante el proceso previo a la definición de la candidatura a gobernador en el 2014 y los primeros meses del 2015; sufre las traiciones durante la campaña ordinaria ante un PRI prácticamente paralizado y abúlico; y luego, después de nadar contra corriente y sobrellevar todos estos golpes, los magistrados le anulan la elección que ganó limpiamente.

Todo eso hizo crecer la destreza y la inteligencia política de Ignacio Peralta. Lo preparó, sin duda, para este momento. Sobre todo, este crecimiento se observó durante el discurso realizado en el Jardín Libertad, donde se percibió que es una persona con objetivos bien definidos y capacidad para concretarlos.