Por el control del congreso ¿Quién es el tirano?

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Creyendo en realidad ser los depositarios de una voluntad popular reformadora, el PAN emprendió una cruzada por el control del Congreso del Estado, órgano de poder político que de acuerdo a los arreglos vigentes, funciona a través de mayorías.

Los papeles se invierten: El argumento priista del conflicto post electoral fue “el respeto a las mayorías”, pero ahora para los tricolores, mayoría es sinónimo de tirano.

Por su parte, el PAN se desgarró las azules vestiduras en defensa de la democracia frente a las argucias legales y procedimentales del PRI en el poder, y hoy, sin preguntar ni reformar hace uso de su mayoría legislativa y las atribuciones que le corresponden.

Los memes pueden ser atinados; si el padre Martín Flores se caracterizó por hacer uso de policías ministeriales y estatales proteger su recinto, ahora la madre, Martha Sosa, recurre a empresas privadas de seguridad para reafirmar que el poder popular está bajo usufructo de fracciones políticas.

¿Es que acaso esto comprueba que todos son iguales y nuestro sistema político es un engaño democrático?

No, pues de hecho este conflicto es reflejo de una difusa y volátil voluntad popular (si hablamos de electores apenas es el 40% de los votantes) que empujó al PRI fuera del control casi total del poder estatal.

Pero esta situación advierte que las leyes, reglamentos y arreglos actuales parecen no dejar otra salida al PAN frente a una previsible reacción del PRI para no soltar el control político, burocrático y hasta íntimo del Congreso del Estado a través de puestos directivos y personal administrativo.

Sí, es como el juego de las sillas pero con jaloneos, empujones, gritos, golpes y ayuda de terceros.

A muchos nos alegra que por fin el PRI soltará (por la fuerza) tantos años de control político a través del congreso del estado, pero inmediatamente nos preocupa que el mismo caiga en manos de una fracción del PAN liderada por Jorge Luis. En todo caso serían Preciado y Nacho quienes terminen sentándose a realizar negociaciones que ablanden procesos de debate y toma de decisiones.

La política no deja de estar en posesión de élites y el problema es que en este acalorado arranque de la legislatura la ciudadanía no solo está subrepresentada, sino desinformada.

El conflicto político del congreso del estado es un nudo de interpretaciones jurídicas y políticas que lejos de ser tratadas ampliamente, han sido banalizadas por un conjunto de medios de comunicación, en su mayoría páginas de Facebook que por perversidad, ignorancia o sensacionalismo, terminan pareciendo replicadores de campañas de desprestigio a través rumores, memes, boletines y denuncias “ciudadanas”.

¿Quién es el verdadero tirano? parece ser el debate entre rojos y azules, todos negando su condición para convertirse en los defensores de una democracia que solo cuando pierden, se les olvida que no reside en las mayorías.